BREVE RELATO PAVOROSO DE UN NEGACIONISTA
“Negacionista”, esa etiqueta con ánimo ofensivo, excluyente y discriminador y de la que el vulgo se afanaba en esquivar, sin saber que la negación es la base para la construcción del conocimiento. Como decía Descartes a través de su duda metódica: “debemos amplificar hasta límites insospechados la fuerza expansiva de la duda, cuanto más potente sea la duda, más sólido será lo que se le resista”. Además, Hegel, mediante el concepto de “la máquina de la verdad” señalaba que sólo alcanzaremos ésta cuando se lleven a cabo todas las posibles negaciones. Los investigadores vivimos en la eterna negación que nos supone enfrentarnos a diario en nuestros experimentos a la hipótesis nula. Pero es que la búsqueda de la verdad a través de la negación ilustrada, nos llevará a la virtud, a lo que Sócrates llamaba “intelectualismo moral, y que Kant invitaba a su uso público en la defensa de la justicia. Todo ello, implica un coraje inusitado. Valor que hemos manifestado y sostenido los “negacionist