LA NUEVA NORMALIDAD DE PEDRO SÁNCHEZ


 “Vacunar, vacunar y vacunar”, “salimos más fuertes”, así anunciaba este ser absolutamente abyecto el triunfo de la ciencia médica sobre el todavía desconocido, invisible y errático patógeno que supuestamente dio lugar a una pandemia, anunciando seguidamente la nueva normalidad. Un devenir previsible tras el engaño, la estafa y el envenenamiento masivo de la población. Un rastro de muerte que parece no tener fin, ya que, al parecer, la proteína espiga del inóculo (vacuna COVID), mantiene su toxicidad sistémica en el cuerpo a largo plazo. Una nueva normalidad que blanquean los medios de propaganda serviles al régimen plutocrático criminal internacional, anunciando el incremento de la prevalencia de cánceres y fenómenos cardiovasculares, sobre todo en personas jóvenes, culpando, claro está, a la población de estos males por adquirir hábitos cada vez más nocivos. Del envenenamiento masivo, ni mencionarlo. Cuando ya hay prolija literatura que demuestra el efecto tóxico de la proteína espiga a nivel sistémico. Y no, no es normal que gente joven padezca cáncer, ictus, trombos, infartos, edemas óseos…,muchos de ellos deportistas sanos. Seguro que en el entorno del lector conocen casos similares y que nunca habían visto. El más reciente, un ciclista de élite español, abandona “temporalmente” la competición, aquejado de un trombo. Mientras tanto, el pueblo español, incauto y desarmado de valor, autoestima y dignidad acepta con “resiliencia” la nueva normalidad, que además siguen validando una legión de estúpidos que se unen ahora al nuevo engaño criminal, el calentamiento global. Y es que, de los incautos, indiferentes y hasta de los malvados, uno se puede defender, pero de la estupidez no hay defensa alguna. Los estúpidos se hacen daño a ellos mismos y a los demás, fueron los que hacían cola en el vacunódromo y hacían de policía de balcón, los que vilipendiaban a los que no se querían vacunar, los que te increpaban por la calle si no llevabas mascarilla y aplaudían con las orejas a las 20h a sus victimarios, los que se emocionan y se manifiestan de manera reivindicativa contra genocidios y desgracias que acontecen a 5000 kilómetros de su casa, pero votan a partidos sionistas que las apoyan, y se escondían debajo de la mesa con el amuleto puesto (la mascarilla) cuando sus derechos, libertades esenciales y la salud pública fue atacada, los que intentan reducir su huella de carbono, los que recorrido intelectual en el debate es el ataque ad-hominem, acusando a los que no piensan como ellos de negacionistas…Lo dicho, la estupidez humana es lo único que no cambia en la historia de la humanidad, y gracias a ella la maldad es el eterno retorno en esta historia.

 

Pedro Ángel Latorre Román


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