LO IMPORTANTE ES PARTICIPAR: PEPE APARICIO

 




Sea este modesto escrito un homenaje a la figura del amigo y mejor persona D. José Aparicio Lozano, marido, padre, maestro, atleta.

Natural de Zamora, tierra que siempre llevó en su corazón pero que se quedó un día parcialmente vacío para siempre en estos tristes avatares de la vida.

Querido como maestro de Educación Primaria en Úbeda, llegando a dar clases de Educación Física, lo que sin duda sería un aliciente para animarse a la práctica de la carrera pedestre.

Llegó tarde al atletismo, nunca hizo grandes marcas ni obtuvo grandes victorias, era el corredor aficionado por antonomasia, “lo importante era participar” se personificaba en la figura indeleble de Pepe, corrió unas 30 maratones o más, y estuvo activo hasta casi los 80 años. Su lucha en las carreras era consigo mismo, nunca mostró rivalidad ni recelos con nadie, cosa difícil hoy en día en el devenir grotesco de las carreras populares. Siempre servicial, ponía su coche para ir a las carreras. Fue uno de los promotores del primer club de atletismo de Úbeda con cierta relevancia, el club de atletismo renacimiento, de hecho, el único club de atletismo activo en la ciudad tras más de 30 años de su creación. En el año 1996, varios atletas que formamos parte del Renacimiento, acudimos a diversos campeonatos de España, siendo el mejor rendimiento como equipo nunca logrado en Úbeda, en la foto, de los mejores atletas de Úbeda, con el mejor de todos, Pepe, un ejemplo de virtud.

La épica de lo importante es participar la llevó a cabo a sus extremos, hace más de una década, ya con 73 años y tras una intervención quirúrgica grave y con limitaciones corporales, corrió el campo a través de Bailén en un día infernal, lluvia, frío y barro hasta las rodillas, llegó a perder las zapatillas en el barrizal, iba el último, y el juez árbitro me dijo que le animara a salirse engañándole con que le quedaba una vuelta, accedí ya que me preocupaba su salud en esas condiciones, pues el bueno de Pepe, me dijo, no, me quedan dos vueltas y acabó la prueba. Él y yo teníamos una complicidad en las carreras, nos animábamos mutuamente cuando la fatiga aparecía, diciendo: “saca la tercera”, lo que era un soplo de alegría y ayudaba a seguir.

Creo que la práctica de la carrera atlética supuso para él no solo una fortaleza descomunal ante la enfermedad, también un consuelo para su enorme corazón, un encuentro consigo mismo y con todos los que compartimos con él largos años de buenos momentos.

 

Te echaremos de menos Pepe, D.E.P

Pedro Ángel Latorre Román


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