SE COMPLETA EL MURO DE SUS CONTRADICCIONES Y MISERIAS MORALES
En vez de
la calle Antonio Muñoz Molina se podría llamar de la Revolución, y es que el Ayuntamiento
de Úbeda insiste en ilustrar nuestros espacios públicos con sus consignas ideológicas.
Lugares y espacios que deberían ser asépticos de cualquier mensaje político, ya
que les pertenecen a todos los ciudadanos, más aún en una ciudad Patrimonio de
la Humanidad como Úbeda. En el caso de este nuevo mural, en homenaje a las víctimas
de Gaza, estoy totalmente de acuerdo con la reflexión, para mí Israel está cometiendo
un auténtico genocidio a la población civil palestina, pero de eso no se trata.
Acaso no se mereciera un enorme mural la memoria de las víctimas de ETA
(ubetenses entre ellos), o de los niños que mueren de hambre en África, se
imaginan que en las próximas elecciones otro grupo político, acorde a sus principios
ideológicos, ilustran en los muros, mensajes en contra del aborto o por la
familia tradicional y la tauromaquia.
En el
caso que nos ocupa, esta nueva pintura no resuelve nada, es en cierta manera una
forma de catarsis “progre”, pagada con dinero público. Pero lo más abyecto y
contradictorio, es que todos los que veneran este simbolismo, votan y
fortalecen en sus redes sociales a los partidos políticos (prácticamente todos
en España), desde VOX a Sumar “traidores”, que son sionistas, ya que participan
y fortalecen instituciones atlantistas como la OTAN o la Unión Europea, y asumen
y potencian la agenda 2030 (Sumar traidores lleva este Ministerio), lo que es
una apuesta por el genocidio de Gaza. Para muestra, la prensa, alguna no
especialmente de ultraderecha, y que expone las contradicciones y miserias
morales de estos “progre” prosistema:
“Israel,
un país militarizado con la ayuda de EEUU y la UE”. En el periodo 2001-2021 se han realizado exportaciones
españolas a Israel por valor de 103,8 millones de euros (1).
España vendió armas a Israel en plena guerra en Gaza (2)
En los últimos años, Israel ha puesto gran énfasis en usar su talento para implementar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Las formidables capacidades tecnológicas y de investigación y desarrollo de Israel, combinadas con su inherente espíritu innovador, constituyen la espina dorsal de sus esfuerzos por hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU (3).
Algo solucionaría no vender armas a Israel y colaborar con ellos, verdad socialistas de pacotilla. Lo vuestro son las pintadas en la pared.
Pero el “progre” de salón se emociona al ver estos símbolos, lo más arriesgado que hace es ponerse el pañuelo de Palestina o ir a alguna concentración, la guerra le pilla muy lejos y el papel lo aguanta todo. El progre es un narcisista mesiánico, en esencia un cobarde. Ante situaciones duras que le afectan directamente a sus derechos y libertades fundamentales y a la vida en su más elemental esencia, y con esto me refiero a lo sufrido en la falsa pandemia, el “progre” se esconde debajo de la cama con una mascarilla puesta, se cuadra firme y marcha presto “en fila india” hacia el “vacunódromo”, se identifica con su pasaporte COVID que lo convierte en ciudadano ejemplar y colabora con el sistema criminal señalando a los que simplemente no se quieren vacunar. En su sectarismo más indecente asume con naturalidad su humillación, sometimiento y envenenamiento, porque las medidas las lideraron los suyos.
Pero, ¿Que queda al final?, un símbolo que no sirve para nada, pero se suma al despilfarro global de las administraciones públicas, que grano a grano supone uno de los mayores gravámenes para el ciudadano, todo ello, con el fin último no solo de satisfacer sus emociones ideológicas, sobre todo, sus redes clientelares y en esencia su negocio, vivir de la política ¿Cuánto nos ha costado el mural?
Un
despilfarro que como sagazmente señalan Romero y colaboradores (2018) (4) es
una actuación ineficiente desde la perspectiva económica, es el fenómeno
general en el que se incardina la corrupción en su vertiente económica. Y
existen dos maneras de “despilfarro”, una que, efectivamente es corrupción
–cuando la práctica se hace al margen o contra la ley y la norma– y otra que
tiene que ver con falta de eficiencia de la actuación pública o en la actuación
privada. Esta última práctica no opera fuera de la ley. El despilfarro puede
tener cuatro dimensiones: a) una en forma de corrupción; b) otra en forma de
sobrecostes; c) otra en forma de obras infrautilizadas o inútiles, y d) otra en
forma de priorización inadecuada de inversiones. El despilfarro probablemente
ha comprometido el mayor volumen de recursos públicos, ahora ociosos o
infrautilizados, más que la corrupción política.
Pedro Ángel
Latorre Román
Referencias
1). https://www.elsaltodiario.com/analisis/israel-un-pais-militarizado-ayuda-eeuu-ue
3). https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article274864226.html
4). Romero,
J., Brandis, D., Delgado Viñas, C., García Rodríguez, J. L., Gómez Moreno, M.
L., Olcina, J., Rullán, O., Vera-Rebollo, J. F., & Vicente Rufí, J. (2018).
Aproximación a la Geografía del despilfarro en España: balance de las últimas
dos décadas. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 77, 1–51. doi:
http://dx.doi.org/10.21138/bage.25
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