LA SECTA DEL PERRO, AL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE: A CANELO, A CHICO
Tenían razón los filósofos cínicos, denominados como la secta del perro, al considerar a los animales y en especial al perro como los seres más cercanos a los dioses. Y es que, si los dioses poseen autarquía, autonomía y libertad total, no desean nada, son los perros los que se asemejan más a ellos. Aunque este animal fue considerado como un ser vivo despreciable y en la época helenística vivir como un perro constituía el escalafón más bajo de la Polis. Ni que decir tiene que en la época actual ser un “perro muerto” o un “hijo de perra” simbolizan la herencia cultural “canino-fóbica” de tiempos pretéritos.
Pero
como decía, los cínicos tenían razón, el perro no solo está cercano a los dioses,
además atesora las grandes virtudes estoicas que nos acercan al sabio: la templanza
y disciplina, la justicia, la sabiduría y el coraje. Atributos que en las
sociedades contemporáneas brillan por su ausencia y quedaron reflejadas en los tiempos
de la falsa pandemia, en la que legiones de cobardes sin coraje, en un
ejercicio de estulticia y oligofrenia global, fueron sometidos con el miedo, y,
aceptaron, eso sí de manera disciplinada, los actos más injustos y criminales,
con resultado de muerte, cometidos por los estados contra sus ciudadanos en los últimos tiempos. Al día
de hoy, por ejemplo, la sociedad española sigue venerando a sus victimarios.
Siempre
desde niño quise tener un perro, me transmitían “humanidad”, no sé si será el
destino estoico, el que ha puesto en la vida de mi familia a “Canelo”, yo le
llamo “Chico”, una mezcla de podenco que fue abandonado con menos de 2 años y
que casualmente mis hijas encontraron y adoptamos temporalmente, pero…, lo que
suele pasar, cuando entró en casa, ya no saldría. Y es que “chico” demostró de inmediato,
sobre todo a mi mujer, reacia a los perros, que venía para quedarse. Chico es
un enviado de los dioses, atesora la “humanidad” que se desintegra a pasos
agigantados en la sociedad actual. Con solo 6 meses con nosotros puedo decir
que “Chico” es listo, diría que atesora la sabiduría que no solo se la da su
instinto animal, desde el primer día comprendía órdenes y situaciones concretas,
a veces creo que un día de estos se me pone a hablar. Tiene un coraje y
valentía sin igual, un día simulé que me ahogaba en el río y se lanzó a
salvarme. A su vez demuestra la templanza y disciplina necesarias para la convivencia
con nosotros, no hace las necesidades en casa, aguanta estoicamente el momento
de salir, y jamás protesta, su fidelidad es infinita. Finalmente, creo que
atesora también sentimientos de justicia, en alguna ocasión hemos simulado en
casa enfadarnos, levantar la voz o pelearnos y “Canelo” interviene para mediar.
Incluso diría que huele nuestros sentimientos, en algunas situaciones de cierta
preocupación en casa, se ha acercado a darnos sus abrazos. Lo de abrir la
puerta de casa y que nos recibas con abrazos y suspiros de cariño es sublime.
Y
es que en general, para los perros, en particular para nuestro “canelo”, es inaplicable
el materialismo dialéctico propuesto por Marx y Engels, son solo los “humanos”
los que son capaces de matar, odiar, despreciar y denigrar a otros, por el
ejercicio del poder, la dominación y la riqueza, lo que demuestra su verdadero
carácter demoníaco. Por eso, los perros están cercanos a los dioses. Pero en su
dimensión física, ya que la metafísica solo es de los dioses, solo con
satisfacerles alimento, bebida y cobijo se convertirán en tu mejor, entrañable,
fiel e incondicional compañero.
Ahora
bien, quizás la proliferación insólita de mascotas en los hogares modernos, a
las que todo el mundo tiene derecho, podría ser otro indicador de la decadencia
de las “Polis” actuales, en las que individuos aislados, atomizados,
enfrentados, esterilizados, sin autoconciencia cierta de que son (hombre,
mujer, no binario…), sin referencias culturales y familiares,…, en suma
esclavizados, sobreviven en un mundo virtual y se aferran al último reducto de
certezas y afectividad, y que en este caso solo se las puede transmitir un
perro.
Y
es que tanto ahora como en la época de la crisis de las Polis griegas, la secta
del perro es la solución, el cinismo griego denunciaba la falta de libertad auténtica y
reivindicaba la autonomía del individuo. Imitemos por tanto a los perros,
una vida más ascética, donde reine la libertad, alejada de los lujos, de la
fama, de estridencias, del gregarismo más abyecto, de la filiación política.
Una vida más simple y en armonía con la naturaleza nos llevará a la ataraxia
perruna y a la eudaimonía (felicidad). Sin olvidar el carácter rebelde y contestatario
de los filósofos cínicos, como decía Diógenes “Soy como un perro porque muerdo al enemigo”. Sin duda, Canelo será un ejemplo educativo para mi hija pequeña.
Larga vida a Canelo, larga vida a chico, el
dios de nuestra casa.
SE ME OLVIDABA: Chico es un auténtico atleta, verlo correr en libertad por el campo es el mayor símbolo de vitalidad y felicidad posible.
Pedro
Ángel Latorre Román
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