37 AÑOS DEL ESCOMBRO, OTRA MANERA DE CONCEBIR LA CARRERA DE RESISTENCIA
No
es una fecha redonda, pero para mí tiene algo especial, dato en el año 1987, y
sobre el mes de marzo, la configuración formal de este grupo de entrenamiento,
aunque su bautizo como “El Escombro”, se efectuó en el año 2009, bajo la
inspiración del ciclista y amigo: Juanjo Linares. En estos 37 años, no ha
habido en Úbeda ningún grupo de entrenamiento más longevo y exitoso. A pesar
del paso de los años, nuevas generaciones de corredores se han ido formado y desarrollando
como atletas, no solo de Úbeda, de la provincia e incluso de otras provincias como
Granada, Madrid, Almería, etc. Mi mayor satisfacción a la hora de entrenar y
orientar a decenas de generaciones de corredores es que jamás se me puede
acusar de “iatrogenia deportiva”, todo lo contrario, la mayoría de personas que
tuve a bien entrenar, nunca se lesionaron de gravedad y han seguido, en su
inmensa mayoría, haciendo deporte y en consecuencia con un estilo de vida
saludable.
También,
el grupo humano del Escombro, espoleó al club renacimiento a ser reconocido a
nivel andaluz y nacional, por la participación de estos atletas en campeonatos
importantes con la camiseta de este club. Recientemente, el escombro fue el soporte
humano y técnico del desaparecido club Ortopedia Monedero, que oficialmente se denominó
“Escombro”. Durante los dos años en los que formé parte de la dirección y fui
el entrenador de prácticamente todos los atletas del club, nuestro equipo de
niñas cadete era imbatible en la provincia: Carmen, Consol, Andrea, Clara,
Ana, al igual que el grupo de veteranos que copaban los pódiums. Lo mejor de
esta breve singladura es que se formó un grupo, envidia de los delirios oníricos
de muchos políticos, en el que entrenábamos a diario más de 40 personas, era intergeneracional
(padres con sus hijos, niños de 11 años a veteranos mayores), había más niñas
que niños, jamás se había visto este fenómeno en Úbeda, le dimos cobertura a
niños de familias denominadas de exclusión social, había discapacitados,
inmigrantes, atletas de diferentes comarcas de la provincia de Jaén… El clima
de los entrenamientos era tan motivador, que recuerdo un día que llovía
bastante e insistí que los niños no bajaran a la pista, un video atestigua,
casi 50 personas, entrenando bajo la lluvia. Nombraba a diario el atleta del día,
el grupo era la fortaleza y todos tenían un valor humano extraordinario. La
protección de la salud del atleta, una convivencia armoniosa y el disfrute eran
las señas de identidad, los buenos resultados eran consecuencia de esto.
Lamentablemente, otros intereses y motivaciones de otras personas, incompatible
con mi manera de concebir la iniciación deportiva y el entrenamiento para
aficionados, me hicieron abandonar el club, que finamente desapareció dos años
después, abandonando prácticamente todos aquellos niños la práctica atlética.
Pero
es que, además, del Escombro han salido los mejores atletas de Úbeda de todos
los tiempos, conocidos en la época de los 90, en toda Andalucía con el apelativo
(hoy día políticamente incorrecto): “los machos de La Loma”, haciendo
referencia a su carácter sufridor, dureza y épicos entrenamientos. Además, era conocido
nuestro “inmortal” lugar de entrenamiento (valga el oxímoron): “el camino del
cementerio”. Al día de hoy, el legado de mejores marcas de la localidad sigue
siendo muy difícil de batir, algunas con cerca de 30 años y no se ve horizonte
para ser batidas, en la época de zapatillas sin placa de carbono, encontramos
este despliegue de récord de Úbeda desarrolladas por atletas que tuve el placer
de entrenar y orientar:
1500
m: 3’45”. Alfonso Valero Valenzuela
3000
m: 8’08”. Alfonso Valero Valenzuela
3000
m (Juniors, 3º ese año del Ranking nacional): 8’35”. Javier Jiménez Líndez
3000
m obstáculos: 8’56” (Ex récord provincial). Pedro Ángel Latorre Román
2000
m obstáculos: 5’49“(3º Ranking nacional ¿1995?). Pedro Ángel Latorre Román.
5000
m: 14’25”. Pedro Ángel Latorre Román
Media
maratón: 1h07”. Pedro Ángel Latorre Román
Maratón:
2h35’ (con 44 años) Pedro Ángel Latorre Román
Pero
es que el despliegue de marcas personales ilustra el nivel de este grupo de
entrenamiento, de los mejores de la provincia, de Andalucía y con proyección nacional.
800:
Juan de la Cruz de la Blanca: 1’50”, Alfonso Valero: 1’52”, Antonio Villacañas: 1’55”, Guillermo Santiago (Juvenil) 1’57”
1500:
Pedro Latorre: 3’54”, Ignacio Garrido: 3’59”, Guillermo Santiago (Juvenil) 4’00,
Antonio Villacañas, 4’03”. José Vicente: 4’06”
3000 m obstáculos. 8'47" Musta.
3000
m, Pedro Latorre: 8’16”, Javier Jiménez Lindez: 8’35”, Ignacio Garrido: 8’47”
5000
m: Javier Jiménez Lindez: 14’58, Ignacio Garrido: 15’10”.
Media
Maratón: Javier Jiménez Lindez: 1h 08”, Ignacio Garrido: 1h 10”, Juan Carlos Álamo;
1h 10”, Cristóbal Moya: 1h 11”.
Pero
las participaciones en campeonatos de España fueron también importantes:
Finalistas
de campeonatos de España de Pista Cubierta juvenil (¿1995?): Guillermo
Santiago, Antonio Lizana y Tomás Delgado. Atletas que entraban entre los 20
mejores en los cross de Itálica, Fuensalida…
Participaciones
en la Liga de Clubes de Primera División: Javier Líndez, Antonio Villacañas,
Ignacio Garrido, Alfonso Valero y Pedro Latorre con diversas Victorias en 3000
m obstáculos.
Diversas
participaciones con la selección andaluza en los campeonatos de España
absolutos de Campo a través y de pista: Alfonso Valero, Javier Jiménez, Pedro
Latorre, Juan de la Cruz, Martín Martínez, y como no, para mí la mejor corredora de la comarca: Paqui
Gasco.
Victorias
y grandes puestos: Musta: campeón de España promesa de 3000 m obstáculos, Martín Martínez: subcampeón de Andalucía juvenil de campo a
través, Alfonso Valero: Campeón de Andalucía de cross corto. Pedro Latorre: 4
veces subcampeón der Andalucía de 3000 m obstáculos, campeón de Andalucía
universitario de 3000 m obstáculos y medalla de bronce en el campeonato de
España universitario de campo a través, Ignacio Garrido: Campeón de la media
Maratón de Úbeda, Antonio Lizana ganador juvenil del 600 m de la reunión de atletismo internacional Ramón Higueras, etc.
Pero como
decía y lo más importante para mí, El Escombro es una manera de concebir las
relaciones humanas a través del esfuerzo gratuito que supone entrenar a diario,
con la única recompensa de la promoción de la salud de los atletas, la creación
de un ambiente social para la diversión, la generosidad y ayuda en el esfuerzo y
también por qué no decirlo, un escenario para la investigación y mejora de los corredores.
No todos los que han pasado por el escombro echaron raíces, y es que “Dios los
crea y ellos se juntan”, la singularidad del escombro es su filosofía deportiva,
alejada de la patética figura del campeón de hojalata (ver enlace: https://www.eldeportedejaen.com/2015/08/campeones-de-hojalata/).
Para mí, como digo en mi publicación “Ser atleta”, en el “Escombro” ser atleta no solo lleva implícito un aspecto
mecanicista y fisiológico, una persona que está en esos percentiles de
condición física muy alejados de la mediana, la media o lo normal en la
población. Hoy en día, si atendemos exclusivamente a ese parámetro, es fácil
adquirir la condición de atleta, ya que el deterioro de la competencia motora y
de la condición física de la población, todo ello, asociado a los altos niveles
de sedentarismo, sobrepeso y obesidad, propicia que por poco que hagas, ya te diferencias
abrumadoramente del resto de las personas. Pero es que ser atleta trasciende al
hecho determinista, cuantitativo y mecanicista, la condición de atleta atesora otro elemento definitorio y sublime, y es el filosófico. Ser atleta
debería modelar y ayudar a desarrollar una particular cosmovisión de la vida,
la cual se asentará en la búsqueda de la virtud. Con el paso de los años, he descubierto que mi práctica atlética me ha
conducido o ayudado a esta construcción personal, la cual se ha nutrido, sin
lugar a dudas, de elementos importantes de las filosofías helenísticas y en su
máxima expresión, “vivir de acuerdo a la naturaleza”, lo que nos llevará a la felicidad, un camino que se hace exclusivamente de forma
individual y que se mimetiza con el símbolo virtuoso de “la soledad del
corredor de fondo”, un reencuentro introspectivo sobre la importancia de las
cosas. En este sentido, las filosofías cínicas, estoicas o epicúreas describen
o ayudan a entender la vivencia virtuosa del atleta holístico.El
esfuerzo gratuito sin mayor recompensa del hecho en sí mismo de realizarlo como
elemento de auto-superación personal, conlleva cierto ascetismo propio de los
cínicos. Diógenes decía, “Hay dos clases de ejercicio: el de la mente y el del
cuerpo; y que este último creaba en la mente impresiones tan rápidas y ágiles
al tiempo de su ejecución, que facilitaba mucho la práctica de la virtud; pero
que uno era imperfecto sin el otro, ya que la salud y el vigor necesarios para
la práctica de lo que es bueno, dependen igualmente de la mente y del cuerpo”.
Larga
vida al Escombro, un homenaje a todos aquellos que estuvieron y que me atrevo a
decir que siguen estando: Pepe Sánchez, Álamo, Juan (Macario), Luis Blanco, Cristóbal,
Alfonso, Antonio, Villacañas, Javi Líndez, Tomás, Guille, Lizana, Miguel,
Nacho, Paqui, José Vicente, Antonio Checa, Javi Navarrete, Francis, Martín,
Vicente, Raúl, Juan, Inma…y un largo etc.
Pedro
Ángel Latorre Román
Mi enorme respeto a tú labor, que trasciende en el tiempo; quizás te habías vuelto imprescindible para ese grupo, y eso no es razonable cuando un objetivo es que el grupo tenga continuidad en el tiempo, luego esos mismos éxitos también es posible que fundamenten su posterior desaparición.
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