REMODELACIÓN DE LAS MURALLAS DE SAN LORENZO: UNA HORTERADA MONUMENTAL, MUY ECOSOSTENIBLE Y A PRECIO DEL ORO

 




Una de las competencias fundamentales para la excelencia en el ejercicio de la política postmoderna, aparte de la capacidad para mentir, es la capacidad para destruir. Ya saben, destruyen la economía, la paz social (enfrentan hombres vs. mujeres, heterosexuales vs. otros, azules vs. rojos, vacunados vs. no vacunados, “negacionistas” vs. “tragacionistas”, catalanes vs otros, etc.), la educación (vean el informe PISA), la sanidad (listas de espera) y como no, nuestra herencia cultural (memoria histórica). Y luego te ofrecen otra solución al igual más destructiva: relativismo biológico, deuda pública, ideologización de la educación, políticas de identidad, redes clientelares y muchas vacunas…Nuestros arribistas más cercanos, los peones del último escalafón de la dominación, que deberían tener la auténtica vocación de servir altruistamente a sus vecinos, aprenden rápido todas estas ignominiosas habilidades. La iniquidad se convierte en virtud.

Esta introducción me sirve para contextualizar dialécticamente el problema, sus causas y resultados.

Actualmente, el ayuntamiento de Úbeda está remodelando las murallas de San Lorenzo, un espacio monumental de un extraordinario valor cultural, histórico, artístico y paisajístico. Posiblemente, de los mejores miradores de España, desde donde se divisa todo el valle del río Guadalquivir y las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas y en lontananza, Sierra Nevada, la Sagra, etc. Un espacio, siempre diáfano, que invitaba al visitante a asomarse a esta extraordinaria atalaya donde además visionar el "mar de olivos". Como vecino del barrio, en donde pasé una maravillosa infancia, atestiguo que este mirador prácticamente se ha conservado con el paso del tiempo, las mejoras fueron lógicas: pavimentación, reparación de los monolitos de la muralla e instalación de una fuente y un par de bancos. Ni siquiera los naranjos, el comodín arbóreo que se instala en cualquier lado, eran necesarios, ya que la vista del mirador de San Lorenzo es bidireccional, no solo desde él hacia el valle del Guadalquivir, también desde el valle, visionando los Cerros de Úbeda y al propio mirador, alumbrado con las casas antiguas de cal blanca. 

Pues bien, nuestra corporación municipal, irrumpe con maquinaria pesada hace unas semanas en el mirador, para realizar una remodelación integral de la plaza, histórica diría yo, que además caracterizan como eco-sostenible. Seguro que se les olvido añadir en el epítome del despropósito: una remodelación feminista, inclusiva y contra el cambio climático. Te puedes esperar ya cualquier disparate. El presupuesto son 360.000 euros aproximadamente, de los que el ayuntamiento aporta 60.000 euros. Los vecinos del barrio, mis vecinos de toda la vida, muchos octogenarios, indignados, se reunieron con la alcaldesa con el fin de parar las obras y que se dejase la plaza como estaba. Mis preguntas en esa reunión fueron: ¿La remodelación era necesaria? ¿Se les ha consultado a los vecinos? ¿Realmente vale esa intervención 360.000 euros? De esos 60.000 euros que pone el ayuntamiento, ¿No son más prioritarios en otras zonas de Úbeda y que tienen demanda social?  Y, ¿Cuáles fueron las respuestas?, se preguntarán, pues en consonancia con otra de las habilidades de la casta política y que no podría ser menos en nuestra corporación ubetense, fue irse por los Cerros de Úbeda. La excusa perfecta, inapelable, “la remodelación es en honor al escritor ubetense Antonio Muñoz Molina"; que al parecer desconoce totalmente el proyecto y ha declarado que prefiere que se deje la plaza como está. También aseveraba nuestra alcaldesa que hizo nueve reuniones con los vecinos para informar de las actuaciones. El mayor estupor fue comprobar que ningún vecino del barrio de San Lorenzo, reunidos ese día con la alcaldesa y sus técnicos, fue informado de estas actuaciones. Y es que, en los periodos electorales, nuestros políticos son capaces de aporrear tu puerta, en persona, la misma alcaldesa, para venderte su programa electoral y en este caso, para una actuación que afecta ya no solo al propio legado cultural, también a la vida cotidiana de los vecinos, no tienen la mínima voluntad de llamar a su puerta. Lógicamente, sabían que los vecinos se opondrían a tal barbaridad, había que gastar urgentemente y como fuera el dinero de Europa y no querían oposición popular alguna. Y es que una de las premisas para la aprobación de las subvenciones DUSY es la participación ciudadana. Y me pregunto, ¿Quiénes serían los responsables ciudadanos que acudieron a esas NUEVE reuniones, que afirma la alcaldesa tenerlas grabadas en vídeo? ¿Tenían el carnet del partido, formaban parte de alguna red clientelar vecinal de este partido?

 

Pues bien, ya tenemos los primeros resultados de la intervención, horribles e incómodos bancos de acero que invitan a sentarse de espaldas al paisaje, que invaden todo el espacio diáfano del lugar, que suponen un obstáculo mayúsculo para los propios vecinos, ya mayores y con arbolado que oculta las viviendas de cal blanca que armónicamente dibujan y resplandecen el mirador. Entre los bancos, una ridícula, minúscula y ordinaria fuente que a buen seguro será el abrevadero de las ratas que proliferen por la zona. Además, han instalado pequeñas plantas aromáticas que van durar cuatro días. Y una especie de atril, que supongo, ilustrará las maravillosas vistas que han sido ocultadas por el enorme pino silvestre que han dejado crecer en la base de la muralla y que podría comprometer su seguridad. Al respecto de los dos grandes pinos silvestres que han crecido en la base de la muralla, que la ocultan, así como el magnífico monumento de la iglesia de San Lorenzo, interpelé a la alcaldesa y a los técnicos del por qué no se retiraban, la respuesta fue: “es un espacio privado”. Sin embargo, obligan a los vecinos a hacer todo tipo de remodelaciones en sus viviendas para adecuarse a sus delirios histórico-artísticos, como plantar un ciprés en un patio interior. Al menos, como argumentan, les asisten los expertos. Expertos que ya dejaron su huella indeleble de destrucción en el edificio de los juzgados o con el aparcamiento subterráneo en la “Plaza Vieja”, o esos que permiten que se instalen sábanas con propaganda ideológica (sin identificarse) en el Hospital de Santiago.

Se acuerdan del otro mantra de la casta política, la inclusividad, la desaparición de barreras arquitectónicas, en este aspecto, lo realizado en el barrio es absolutamente indecente, si observan la foto, prácticamente no hay espacio para deambular.

¡Poco nos pasa!



Y después de todo esto,  ¿Han hecho caso a los vecinos?

¡PASEN Y VEAN!, los primeros resultados de esta destrucción. El “botellódromo” está servido, así como el muladar que generará. A la espera de la finalización del “palomar” o “gallinero” de madera eco-sostenible, como elocuentemente nos decía la técnica municipal, el otro gran “botellódromo” a instalar en el “camino Graná”. ¡Ah, y pregúntense si eso vale 360.000 euros!

 

Pedro Ángel Latorre Román


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