Generalmente solemos tomar nuestras decisiones mediante tres instrumentos vitales: el instinto, el sentido común y el conocimiento. El instinto es esencial para la supervivencia, nos permite por ejemplo no ingerir alimentos en mal estado, no beber aguas pantanosas y alejarte de la tormenta. El sentido común, relacionado con el instinto, son apreciaciones espontáneas, casi automáticas ante sucesos o situaciones de la vida, por ejemplo, es de sentido común no irse a correr a 40º C en verano. El sentido común nos obliga a ir al médico o pedir ayuda cuando estamos enfermos o a saber que una sopa no se come con tenedor. Por tanto, el sentido común orienta nuestras decisiones ante cuestiones evidentes, es un razonamiento que todo el mundo debería compartir. Finalmente, el conocimiento o el saber, es el resultado final de la experiencia, de nuestros instintos y raciocinio, pero también de la inquietud intelectual por estudiar y aprender. El instinto y el sentido común no nos permitir