" SÓLO HAY DOS SEXOS, EL HOMBRE Y LA MUJER". DONALD TRUMP

 

El grupo gallego “Siniestro Total” musicó en 1984 las tres grandes preguntas ontológicas de la historia de la humanidad, ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos? Y ¿ A dónde vamos? Tras siglos de debate filosófico, las diferentes sectas y corrientes filosóficas, han fracaso a la hora de encontrar las verdades ontológicas de las dos últimas preguntas, pero ante la pregunta de ¿Quiénes somos?, el debate filosófico no ha sido menos intenso, desde posiciones dualistas a monistas…, los avances en biología y neurociencia nos deberían hacer decantarnos por un materialismo radical evolucionista y a la vez conservacionista.

Los seres humanos son entes matéricos pluricelulares, aquejados de un determinismo genético, y cuya diferenciación fenotípica y acción epigenética, no puede soslayar la sustancia primigenia, la genética. Los seres humanos, sometidos al materialismo darwiniano cambian y evolucionan, ayudados por su raciocinio, en interacción con el ambiente, pero conservan sus elementos consustanciales que le posibilitan su supervivencia, en este caso el inequívoco dimorfismo sexual, por eso somos machos y hembras, hombres y mujeres. Superado el dualismo cartesiano, pero tampoco asumiendo un monismo ontológico materialista según el cual la mente y todas sus propuestas son, como decía David Armstrong, el resultado de la actividad cerebral, debo decir que los estados mentales son consecuencia de la actividad neurofisiológica y de la influencia ambiental, en consecuencia, se puede explicar la disforia de genero (Personas Trans) en ambas direcciones, pero lo TRANS, no elimina el dimorfismo sexual, y la baja prevalencia de alteraciones cromosómicas son la excepción que confirma la regla, solo existen hombres y mujeres, la primera verdad ontológica inequívoca.

Que  Donald Trump tenga que decir e incluso decretar en su país que solo hay dos sexos, señala el grado de depravación social y daño a toda la sociedad, sobre todo a los jóvenes, que ha hecho la ideología Woke. Un paradigma ideológico absolutamente perverso, miserable, repugnante y criminal que se ha promocionado desde la tierna infancia, con la complicidad de diversos sectores profesionales, incluido el sector docente. Lo WOKE es la deconstrucción total de lo que sabemos que somos y se concreta en diversas políticas de identidad: Trans, LGTBI, feministas y multiculturales, “interseccionales” todas ellas, las cuales han generado un inmenso negocio en chiringuitos varios y además han creado un nuevo perfil profesional, el arribista sin escrúpulos: docentes, periodistas., científicos, etc.…que inoculan esta basura ideología en todos los estratos sociales. Lo peor, es que todos estos colectivos victimizados, creados ad hoc por elites supranacionales, son atomizados (no en el sentido epicúreo de la palabra) en pequeños grupos de identidad, que compiten por los miserables recursos que les ofrecen, hasta el nivel de quitarles su esencia humana, ya no son personas humanas (valga la tautología) son personas LGTBI o personas TRANS.

La teoría de género, base de la cultura WOKE nos retrotrae a la edad media, al dualismo cartesiano, a un ser o no ser hegeliano, un ser que se convierte en pura abstracción, en la nada. Y es que la ideología de género es un constructo ideológico delirante, reaccionario y criminal. Las personas no tienen género, éste es un concepto gramatical. Al respecto quiero contarles una anécdota para que vean hasta que nivel ha permeado esta basura ideológica,  en este caso en el “templo de la ciencia”, la universidad. Hace tiempo colaboré como investigador en un proyecto de “investigación” sobre innovación docente, que empleaba un cuestionario para analizar este tópico. Para hacer una validación de contenido de dicho instrumento se nos solicitó a varios colaboradores su análisis. La primera pega que les puse, y que podría arruinar la investigación por su escaso rigor, era la primera pregunta sociodemográfica acerca del sexo de los participantes, con tres opciones de respuesta: masculino, femenino  y otros, me consta que, en muchas universidades, sobre todo en la carrera de psicología emplean esta misma cuestión. Pues bien, les dije que eso era un disparate y no tardó en producirse la respuesta elocuente de otro “investigador”, al parecer del colectivo LGTBI, diciéndome que había muchos géneros y que además en el proyecto podríamos darles visibilidad. Y al que le respondí que yo creía participar en un proyecto de investigación no en una asociación ideológica, y lo que no supo contestarme, es que, si había tantos sexos, tendríamos que categorizar ese otros, y que, en una muestra de 1000 docentes, ese otros desplegado en sus categorías llegaría a ser estadísticamente irrelevante y prescindible. No supe nada más de ese proyecto de “investigación transhumanista”. Como éste, podría citar muchos más ejemplos de la decadencia de las instituciones científicas y académicas.

Finalmente, si analizamos al presunto aniquilador de la cultura WOKE, Donald TRUMP, hoy día, muchos lo quieren satanizar y otros santificar, un fiel reflejo del cainismo globalista al que hemos llegado. Que Donald TRUMP se quiera salir de una organización privada (la OMS) que ha colaborado en apuntalar el mayor acto criminal que han cometido los estados contra su pueblo en este siglo, las medidas contra la farsa pandémica, es una buena noticia, que además se quiera salir del pacto climático, otro pacto criminal de élites financieras basado en mentiras e intereses espurios, es otra buena noticia, que decida acabar institucionalmente con la ideología WOKE es una maravillosa noticia. A ver en qué queda todo ello. Trump ya demostró en su anterior mandato que no ocurrió ningún apocalipsis,  de hecho, en su favor, las guerras internacionales de gran escala no existieron, pero, es tras su caída del poder, periodo Joe BIDEN, cuando el panorama internacional más se ha  crispado. Pero tampoco se puede ingenuamente considerar a TRUMP el Salvador de occidente, ya que colaboró en la farsa pandémica, es sionista y Otanista y al margen de sus excesos verbales imperialistas, quien manda en el mundo no es él, son élites financieras plutocráticas que mandan en la sombra.

 

Bienvenidos a la normalidad

 

Pedro Ángel Latorre Román


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