LOS PRIVILEGIADOS Y REACCIONARIOS QUE SE PUEDEN VER EN SEMANA SANTA
Las celebraciones de la Semana Santa, más allá del respeto ineludible a los sentimientos religiosos de los que así los lleven “por dentro”, no dejan de ser un escaparate magistral de las contradicciones personales y sociales. ¿Qué sería de esta celebración sin su parte folclórica, artística y pagana? Cuando la Semana Santa se convierte en un reclamo turístico, en una actividad mercantil ¿Mantiene su carácter sacro? Y si esto es así, ¿No es toda esta dramaturgia un solemne ejercicio de hipocresía, infantilismo e inmoralidad? Pero bueno, allá cada cual. Visto desde el punto de vista folclórico, artístico y tradicional, unido a las fechas de su celebración, inicios de la primavera, sol, bares, amigos y vacaciones, la Semana Santa cautiva. Pero, además, a mí me sigue asombrando, que independiente del acto estrictamente religioso que se pueda interpretar de la representación de la Pasión de Cristo en las calles, se pueden observar en la gran mayoría de pueblos y ciudades, gestos y actos